Con motivo de la Fiesta de los Santos, el Excmo Ayuntamiento a través de varios vecinos y del Cura Parroco a querido recuperar los enseres de la cofradía de las Ánimas, una de las más antiguas de la Villa, datando su constitución en el año 1711.
La cofradía realizaba sus celebraciones entre el 23 y 28 de Diciembre, pero era en el primer día Noviembre, en el día de todos los Santos cuando sacaba sus tazones de Ánimas para las pertinentes limosnas y donativos que la cofradía utilizaba para socorrer causas de los más necesitados o para el arreglo de las tumbas de aquellos que no tenían nada.
Por ello esta año y desde el Lunes 30 Octubre y hasta el Miércoles 1 de Noviembre los enseres estarán expuestos en el patio del Excmo Ayuntamiento, el día 1 se trasladarán al Cementerio Municipal.
De ellos destacar los dos tazones con figuras de hombre y mujer en el purgatorio cortesía de la familia Nieto, el libro de actas de la cofradía y un valioso y antiquisimo estandarte con el grabado de las Ánimas que se encuentra en la sacristía de la Parroquia de San Ándres y que ha cedido nuestro párroco Bartolome.
los enseres se han completado con un pequeño cofre para donativos con los que se pretenden adecentar algunas de las tumbas del Cementerio, tal y como hiciera la cofradía hace ya más de 300 años.
Los enseres se pueden visitar y ver en el Excmo Ayuntamiento hasta el miércoles 1 de Noviembre donde podrán visitarse en el Cementerio.
Algunos datos históricos sobre la cofradía de las Ánimas Benditas.
FIESTA DE ÁNIMAS
Nos facilitaron el primer libro
de la Constitución de la Hermandad de Ánimas, que corresponde al año 1711.
En
sus estatutos en el punto número 15 se dice:
“ Que en el día de los Inocentes
el Hermano Mayor ha de convocar a tres hermanos, los más activos que han de
pedir limosna, y el pan, pollos y huevos que se junten venderlos el almotacén,
en la Plaza, los días festivos, que de esta forma muchos devotos dan mucho más
de su valor”.
El primer Hermano Mayor, nombrado por un año es Julio Torres
Barea. Según nos contó Francisco Nieto (q.e.p.d) la fiesta se celebraba de la
siguiente manera:
BAILE DE ÁNIMAS
Con la denominación de Baile
de Ánimas se englobaban varios días de celebración, diferentes entre sí, con
sus correspondientes fiestas y ritos. El día de Nochebuenas salía un
hermano vestido de “mojiganga” (de
mujer) que subido en un borrico- de aquí que se le conociera con el nombre de “
el tío del borrico”, recorría todas las esquinas del pueblo pregonando y
sermoneando a la gente, ya que se avecinaban los días de los animeros. El día
veintiséis de diciembre, fiesta de San Esteba”, se requería a estos y después a
la autoridad.
El
veintisiete los hermanos de ánimas recibían del alcalde de la villa los
“bastones de mando”. Así daba comienzo la tradicional “ Noche de la Queda”, que
recuerdan con gran ilusión. A partir de las ocho o nueve de la noche del
veintisiete hasta la mañana del veintiocho los hermanos animeros se
convertían en los “¡auténticos amos del
pueblo!”. Gozaban de poder para denunciar a cualquier vecino del pueblo por
cualquier motivo: tener la puerta de la casa abierta a partir de las doce
de la noche, salir a la calle… todo en
un plan jocoso, y con el fin de conseguir limosna para la Hermandad. El casino
era otro de los lugares que visitaban esa noche. Con el poder que les confería
el bastón del alcalde y con el gesto de poner éste encima de la mesa de juego,
lo detenían y exigían “de buenas maneras”, un aguinaldo para las ánimas
benditas.
El día
veintiocho era costumbre que los hermanos fuesen a la “Fuente Vieja”
acompañados de orquestas y coro(
monaguillos alquilados). En este lugar se hacía beber o bailar a los que por
allí transitaban. Si por casualidad alguno de ellos se negaba se entablaba una
subasta en la que se ajustaba una determinada cantidad que debía pagar. En uno
de los documentos del Archivo de la Catedral de Jaén, se narraba uno de los
casos ocurridos en esta villa:
“ En el día de los Inocentes del año 1814,
estando sentado en el extremo de la plaza de dicha villa, se llegó al Hermano
Mayor de la Cofradía de Ánimas, D Felipe Manjón y le dijo que daban una limosna
para que una hermana suya fuera a beber agua a la referida plaza, pidiendo que
cumpliese la petición para no perder la limosna. El padre D. Marcos preguntó,
qué limosna daban porque fuese a beber agua. El Hermano Mayor indicó que
catorce o quince reales, en cuyo caso el padre aportó dieciséis para que su
hermana no practicase lo que pedían”
La
Hermandad seguía pidiendo por las casas de la villa, hasta el día seis de enero. Este día de Reyes, las monjas
dominicas regalaban a los hermanos una tarta grande
“Torta de Dulce”
que se
rifaba entre los vecinos. El afortunado ganador recibía la “Torta”, en su casa
con acompañamiento de la orquestas de ánimas. La Hermandad pedía no sólo en
tiempo de Pascua, sino durante todo el año, el último día de cada mes.
Utilizaba para este menester campanilla y cepillo- especia de hucha de hojalata
con candado. Haciendo sonar la campanilla, recitaban:
“ A las
ánimas benditas
no
cierren las puertas
porque
diciendo perdón
ellas se
van tan contentas”.
También empleaban las llamadas
“Tazas de Ánimas”: dos tazones de bronce, una tenía una imagen de mujer y la
otra de varón talladas en madera y
envueltas en llamas. Las tazas se dejaban el Día de Difuntos a la entrada del
cementerio y en la iglesia en la que los visitantes dejaban sus limosnas. (
Gracias a Diego Cuevas, hemos podido contemplar y fotografiar la tacilla de
ánimas con forma de mujer).
En los últimos años de existencia de la Hermandad
se dejó la tradición de las orquestas y sólo se pedía aguinaldo por las casas
más ricas del pueblo, lo que según los animeros
¡aportó más beneficios en menos
tiempo!
Otro acto de la Hermandad consistía en “ pedir por los cortijos”.
Después de la recolección de aceituna y almacenamiento del grano en agosto, los
hermanos de ánimas recorrían los cortijos del término de Villanueva, provistos
de caballerías y mochilas. Conseguían en estas salidas, especialmente comida:
pollos, aceite, grano, granadas, frutas del tiempo…
Todo se aceptaba de buen grado.
Lo que se conseguía era repartido entre los hermanos más necesitados, dejando
para subastarlo el resto. La subasta se realizaba en la casa del Hermanos
Mayor, participando toda la villa.
Cuando
salían a los cortijos lo hacían en cuadrillas, dos normalmente, formada cada
una por tres o cuatro personas. Al terminas la jornada se juntaban para pasar
la noche juntos, pues las salidas podían tener una duración de varios días.
En el
tiempo de Pascua, cuando se pedía, comían los cofrades en casa del Hermano Mayor.
No existía menú especial para estos días, migas, arroz con carne o bacalao,
cocido o puchero. La comida era preparada por las mujeres de la casa del
Hermano Mayor. La Hermandad contaba con un número de hermanos que rondaba los
cuarenta y se estructuraban en varios grupos:
“Los Hermanos conciliarios”
grupo organizador de la Hermandad, entre los que se elegía al Hermano Mayor.
“
Los Hermanos de Campanilla”
los más humildes que recibían este nombre por ser los encargados de sonar la campanilla
y de llevar el cepillo.
Existía un tercer grupo” Hermanos” simplemente, que
tenían la función de acompañar a los conciliarios en la salida a los cortijos.
Los cambios de Hermano Mayor estaban regidos por la muerte o cansancio del que
ostentaba el cargo. Siendo el párroco el encargado de proponer un sustituto
entre sus hermanos conciliares. D. Francisco Nieto en su larga vida, sólo
conoció dos Hermanos Mayores de Ánimas:
su padre nombrado en el año 1912 hasta su muerte en 1936 y su hermano D. Simón
, que tomó el cargo ese mismo año, hasta la desaparición de la Hermandad en
1.975.